jueves, 15 de enero de 2015

El oscuro atajo de aceptarlo todo

“Nunca antes vimos de igual modo planear el miedo
Nunca tanto anuncio de ciudades saqueadas:
El concierto de las grandes carestías
El oscuro atajo de aceptarlo todo
Y asumir la humillación como anticipo”

Sumisión. Los desengaños (2014). Antonio Lucas

Imaginemos que es usted profesor de instituto y que  en un alarde de prepotencia comunica a sus adolescentes alumnos que para aprobar su asignatura se necesita un notable. Imaginemos que embriagado de esa misma soberbia decide poner un examen que no solo es difícil, sino que nadie entiende. Supongamos que tras corregir los exámenes, solo un número muy reducido de alumnos consigue pasar el corte, y que el director del colegio, alarmado, le insta a bajar la nota de aprobado a…aprobado. Y en este ejercicio de fabulación consideremos que al final no le queda más remedio que desdecirse, rectificar y aprobar a un buen número de alumnos situados por debajo de esta nota de corte que insensatamente había establecido. No solo usted, sino buena parte de sus alumnos, colegas y el propio director del instituto  pensarían que es usted idiota, porque, ¿qué necesidad tenía de complicarse la vida de esa forma?
Algo parecido acaba de hacer el siempre sorprendente  Servicio Madrileño de Salud, en la que va camino de convertirse en la OPE de todas las OPES.
Ya comentamos hace meses la vulneración flagrante del principio de igualdad  (imprescindible junto al de mérito y el de capacidad en cualquier proceso selectivo) en el examen de las pruebas selectivas para el acceso a la condición de personal estatutario fijo en la categoría de médicos de familia. Un examen que atenta contra dicho principio porque determinadas preguntas solo podían ser contestadas por los que trabajaban o habían trabajado para el Servicio Madrileño de Salud (SMS), algo inadmisible en un concurso libre. Porque solo en ese caso era posible conocer el funcionamiento interno de la historia clínica electrónica del SMS, al margen del desatino de las preguntas.
Pero como escribe el poeta Antonio Lucas, nunca antes vimos de igual modo planear el miedo, y unos por el temor de perder una de las escasas oportunidades de conseguir un trabajo digno (los opositores), y otros  entretenidos en cosas más importantes (las organizaciones profesionales), al final todos siguieron el oscuro atajo de aceptarlo todo.
Hace unos días se publicaba el listado de aspirantes aprobados del primer ejercicio en la modalidad de acceso libre, de las pruebas selectivas para el acceso a la condición de personal estatutario fijo en la categoría de médicos de familia de Atención primaria. En las bases de la citada convocatoria se establecía en su base 6ª, punto 6.2.4, que “podrán superar la fase de oposición hasta un 50 por 100 de aspirantes más que el número de plazas convocadas, por lo que la nota mínima para superar el ejercicio vendrá determinada en función de este criterio, sin que en ningún caso la nota inferior mínima pueda ser inferior a 30 puntos. Este nivel será común para todos los aspirantes, con independencia del turno y cupo por el que concurran”. En ese listado de aprobados, sin embargo, nada menos que 142 aspirantes presentan una nota inferior a 30 puntos, alcanzando el último aspirante aprobado la nota de 27.10.
Imaginamos que los sabios y competentes miembros del tribunal ( y por ende los responsables sanitarios de la Comunidad de Madrid), se sentirán hondamente defraudados con la baja cualificación de los aspirantes , incapaces de sacar un miserable aprobado ( la puntuación máxima es de 60 puntos por lo que la nota de 30 equivale a un 5 sobre 10).No se les habrá pasado por la cabeza por supuesto que en cualquier país civilizado ello sería motivo de seria preocupación, habrían revisado muy detenidamente el tipo de examen realizado, y probablemente hubieran dimitido (los más dignos) o hubieran sido cesados (los más desahogados).Pero España no es un país civilizado.
Existe amplia jurisprudencia (por ejemplo la sentencia 420/2014 del Tribunal Superior de Justicia de Valencia), que demuestra que irregularidades semejantes en otros procesos de selección  han acabado en la anulación del proceso,  por modificaciones a posteriori en el número de preguntas netas necesarias para alcanzar la puntuación mínima exigible en un concurso oposición. Porque es de sentido común reconocer que no se pueden cambiar las reglas del juego cuando el partido ha comenzado, sobre todo cuando los organizadores tienen toda la libertad para establecerlas antes de que comience el proceso.
Pero como suele ser habitual, la indiferencia respecto al ordenamiento legal y al acatamiento de las normas que ellos mismos establecen impide a este tipo de personajes revisar sus procedimientos. El proceso sigue su curso. La autoridad sanitaria de la comunidad de Madrid sigue encantada de haberse conocido. Y los profesionales y las asociaciones que en teoría les representan prefieren asumir la humillación como anticipo, siguiendo el oscuro atajo de aceptarlo todo. Las razones son humanas: mejor pájaro en mano que ciento volando. Mejor consolidar a unos pocos que enzarzarse en un proceso incierto. Pero así nos va. Viviendo cada vez más de rodillas a la espera de que alguien nos deje una limosna.


(Viñeta de El Roto en El Pais)

6 comentarios:

  1. Sobre la cultura del miedo hay que leer a Frank Furedi: ningún sistema social ha llegado al nivel de fascismo e intolerancia que se esconde tras lo políticamente correcto.

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  2. Un abrazo Sergio. Y gracias por esta bendición de blog que leo SIEMPRE. Aparte de mis necesidades fisiológicas es lo primero que suelo hacer por la mañana: leer EL GERENTE¡¡¡

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  3. Es un honor enorme Especialmente ser situadoen el nivel de las necesidades fisiológicas. Que grande
    Un abrazo

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    1. Jajajaja¡¡¡ Y no soy el único. Algún día te contaré con quién comparto esta costumbre.

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  4. Aunque nos cueste tener la "amigdala" totalmente estimulada, salir de nuestra zona de confort es la única manera.
    Está claro con el ejemplo de la Marea Blanca.
    También, en lo que Irigoyen llama las "microrrevoluciones" en los entornos profesionales de cada de nuestras consultas.

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    1. Fuera de la zona de conofrt es donde seproduce la magia ( gracias Tomás Urda)

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